Si algo creía olvidado es cuando alivia el dolor, cuanto
alivia y que mal te hace sentir segundos después. El dolor alivia cuando la caída
es en picado, no logras agarrarte a nada, solo te tropiezas y haces cosas de
las que te arrepentirías cuando las piensas.
Cuán difícil es no caer en estos
casos. Cuán difícil es no equivocarse y pensar con claridad. ¿Pero y si no
logras pensar con claridad? A lo mejor ese es parte del problema. O a lo mejor
es la excusa que te pones a ti misma con tal de negar la realidad evidente: no
mereces estar al lado de nadie. Solo creas problemas, tienes problemas… eres un
problema con todas las letras.
Sientes cada error tuyo como una puñalada
infectada en remordimientos y pensamientos negativos que te hunden cada noche
al cerrar los ojos. Cada silencio merecido después de un error cometido es la
peor de tus condenas, tiempo para inundar de lágrimas y de remordimientos tu
rostro y corazón. Posiblemente es lo que llamaríamos karma, todo lo que das
vuelve… cada vez que haces daño vuelve. Sientes todo lo que has dicho y hecho,
no eres casi capaz de respirar sin ahogarte en lágrimas…