¡ Qué equivocados estamos!
Claro que existen, están entre nosotros, son de carne y hueso...como tú y como yo.
Son altos, bajos, rubios, morenos o pelirrojos.
Nos los cruzamos en el metro, en el autobús, comprando el pan o cruzando el paso de cebra.
Andan ocultos tras una mascara impuesta por una sociedad superficial que dejo de valorarlos hace ya mucho tiempo.
Pueden ser románticos o salvajes, inocentes o pícaros, inmaduros o inmaduros, fríos o cariñosos, atentos o pasotas...¿Quién decide como debe ser ese príncipe o esa princesa?¿La sociedad?¿Tu familia?¿o simple y llanamente debes decidirlo tú? Creo que ya sabéis cual es la respuesta.
Yo algunas veces me lamenté porque creía que esos príncipes no existían hasta que poco a poco me di cuenta de que tengo la suerte de compartir mi vida con uno:
Es la persona mas peculiar que conozco: tan romántico y caballeroso como salvaje, hombre con alma de niño, a veces persona fría que no se deja cuidar y mimar por los que le queremos. Tenemos visiones opuestas de muchos ámbitos de la vida. Pero eso a mi me da igual, y a ti si encuentras a tu persona también debe darte igual.
Solo importa cómo te haga sentir casa segundo que te dedica, sus miradas, sus caricias, sus besos y muchas veces sus palabras(aunque de estas ultimas no te fíes del todo) porque ahí es donde ves el sentimiento, no en si es de una manera u otra.
En los pequeños detalles es donde debemos buscar la verdad.
En los pequeños detalles es donde esta la verdadera felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario